miércoles, 11 de enero de 2012



VENDER LA GUERRA (A TRAVÉS DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN) 

Muchas veces, las personas, nos dejamos llevar por los sentimientos, o las impactantes imágenes que los medios nos muestran. Pero cierto es, que no suele ser tal y como se cuenta.

Analicemos  el caso de la destrucción y el robo de las incubadoras de Kuwait. El mundo esteró se volcó con Kuwait. Todo esto al escuchar las conmovidas palabras de una refugiada kuwaitana de 15 años que fue testigo. Se acusaba a Sadam de este incidente.

En Washington ante el Comité del Congreso de los derechos humanos, los copresidentes John Porter de Illinois y Tom Lantos de California, presentaron a la colegiala de 15 años como primer testigo ocular del incidente. Realmente no había pruebas materiales que dijeran que tal masacre se había llevado a cabo. Pero fueron las sollozadas palabras de la joven, las que hicieron que se hablara de lo sucedido en todas partes y la gente se lo creyese, fuera o no cierto.

El presidente Bush citó seis veces la historia de las incubadoras en su guerra de palabras contra Sadam. Pero las repercusiones del incidente no solo se quedaron en EE.UU. La ONU organizó  un foro excepcional. Dos días más tarde las Naciones Unidas aprobaban la intervención por la fuerza contra Irak y Amnistía Internacional publicaba un informe sobre Kuwait. Daban un número de bebés muertos: 312. Mientras tanto el Congreso Americano se apresuraba a autorizar la intervención militar. La Cámara aprobó de repente la declaración de Guerra. Faltaba el senado para autorizar la intervención de las fuerzas armadas de los EE.UU.

Más tarde David Chiu, analizaba los daños causados en el material médico en Kuwait. Inspeccionó todas las instalaciones y se extrañó de encontrar tan pocos daños. Tuvo la impresión de que le habían mentido. Y así fue. Su guía le confirmó que el incidente de las incubadoras nunca se había producido. La información de la muerte de los 312 bebés era falsa. La noticia se había creado con un objetivo preciso: el de la desinformación.

Amnistía Internacional corrigió más tarde su informe sobre el número de bebés muertos y acabó por negar toda la historia. Pero, ¿Cómo una historia falsa pudo suscitar un consenso tan grande? La respuesta es sencilla: la publicidad pudo vender un presidente y su mensaje. Una compañía publicitaria valoró la eficacia de los principales actores de la guerra verbal que llevó a la verdadera Guerra del Golfo. En 1990 Deep Also, del grupo Wirthlin de Washington, realizó unos sondeos en el marco de una vasta campaña de relaciones públicas financiadas por “Ciudadanos por un Kuwait libre”, una coalición de kuwaitíes y funcionarios estadounidenses. La campaña costó más de 10 millones de dólares.“Ciudadanos por un Kuwait libre” quería captar la opinión pública después de una operación de gran envergadura para liberar al país.

Kuwait
La empresa Hill & Knowlton montó un impresionante documento visual. Los espectáculos y reuniones por ella organizados fueron grabados y las películas distribuidas a los medios de comunicación. Al principio de la campaña, los sondeos cotidianos revelaban que la mayoría de los americanos permanecían indiferentes ante la suerte de Kuwait.

Se preguntaron entonces que podían hacer para conmover a los americanos y conducirles a sostener una intervención de la ONU o de otros organismos para expulsar a los iraquíes de Kuwait.Pensaron que lo que había que hacer era demostrar que Sadam Hussein era un loco que había cometido atrocidades contra su propio pueblo y que tenía los medios para causar todavía más daños y que había que pararle a tiempo.
La agencia Hill & knowlton organizó toda una fiesta de imágenes para los medios de comunicación entre las que estaba la de la pequeña Najirá, la aparente refugiada Kuwaiti, que terminó siendo la hija del embajador de Kuwait.

El copresidente John Porter afirmaba que al haber escondido esta información afectó a la credibilidad de la noticia. Que les habría dado una perspectiva de lo que decía. Todos tenían derecho a saber quién era ella. Sin embargo el embajador no piensa lo mismo, y este dato le parece indiferente.

Esta historia no la tendrían que haber inventado nunca, porque como casi siempre pasa, el mundo entero se daría cuenta de que era una farsa.Cuando los iraquíes se enteraron de las acusaciones que se hacían en contra de ellos, invitaron a los periodistas a ver los hospitales de Kuwait para dar testimonio. La historia empezó a cambiar. Nadie había visto morir a los bebés prematuros.

Además, los testigos que comparecieron ante el Comité del Congreso estaban siendo dirigidos por Hill & Knowlton. Se les hizo repetir lo que tenían que decir para que se encontraran a gusto con el decorado, las circunstancias y las preguntas que les iban a hacer. Este era el papel de Hill & Knowlton : ayudarles a testificar.

La agencia proporcionó sus servicios incluso al embajador; en concreto evaluaciones cotidianas de sus apariciones públicas y de su imagen. A lo largo de la campaña incluso su apariencia llegó a cambiar. Fue un trabajo de relaciones públicas realmente eficaz. Mientras que los representantes Porter y Lenton perseguían las audiencias sobre Kuwait, también dirigían un grupo privado, la Fundación del Congreso para los Derechos Humanos. Esta fundación tenía la central en los despachos de Hill & Knowlton. El titular de la cuenta de Kuwait de Hill & Knowlton era Craig Fuller, jefe de gabinete de Jorge Bush cuando este era vicepresidente.

Para vender la guerra, la mayor sociedad de relaciones públicas de América del Norte invadió el mundo de la información. Antes de que las tropas americanas pusiesen un pie en Kuwait, Sadam Husseim probablemente ya estaba vencido por la campaña de relaciones públicas que persuadió al pueblo americano de enviarlas allí.Al final el conflicto tuvo la imagen que Hill & Knowlton quería.

Los argumentos emocionales se pueden contrarrestar con una buena base informativa. Es necesario informarse de cuanto ha sucedido, buscando pruebas materiales, o la voz de más testigos. Todo periodista, antes de sacar una noticia a la luz, debe documentarse lo máximo posible y contrastar la información para que no haya errores como el que se cometió al decir que la joven era una refugiada y poco más tarde se descubrió que esta niña, que quería mantener el anonimato por temor, era la hija del embajador de Kuwait. En la sociedad actual todo se convierte en mercancía: los productos, los valores, las emociones… Y la publicidad se encarga de maquillar y hacer atractivo este proceso.


El espectador puede reclamar la contrastación de las noticias considerándose un delito y penalizando económicamente la falsa información que los medios de comunicación nos transmiten. Aun así, el espectador no tiene suficientes armas para combatir en esta batalla. Pues él, a priori, no puede juzgar si la información que llega es verdadera o se trata de una farsa. Pero muchas veces, son los periodistas y el espectador los que  de alguna forma dan credibilidad a esos argumentos emocionales. El mito de decir las cosas “ de boca en boca” puede dar lugar a grandes confusiones, tanto para el periodista a la hora de la recopilación de la información, como para el espectador a la hora de captarla y divulgarla a otros espectadores. La prensa hasta cierto punto los provoca conscientemente, pues es una manera de ganarse a un grupo de seguidores, a un público. Lo hace con imágenes o con determinados argumentos que “engatusan” al espectador. De esta manera también hacen que la ese público cambie su opinión respecto a lo que ven, pues la manera en la que se lo presenten puede dar lugar a una diversidad de la opinión pública.

Truman Capote, creador del nuevo periodismo, escribió la novela “A sangre fría” que narra la historia del asesinato de la familia Clutter. Capote buscó todo tipo de información y de muy diversas fuentes, tales como los propios asesinos y vecinos de la familia. T. Capote iba a visitarlos a la cárcel para conseguir acercarse a la realidad lo máximo  posible. Le llevó 6 años realizar esta investigación.

Gay Talese, un pionero del Nuevo Periodismo, asegura que sería una tragedia que el periodismo tradicional desapareciera. «El periodista bien formado es el que va a contar la verdad siempre, y sin ella no se puede vivir>>

Talese acaba de publicar el libro “Honrarás a tu padre” donde  desvela los secretos de la mafia italiana en Estados Unidos, después de haberse infiltrado en la intimidad de la saga de los Bonano durante siete años. «Hay que tener curiosidad, paciencia y perseverancia -recomienda Talese a los periodistas-, pero la cualidad más importante es la paciencia», advierte. «Por eso cuando un director o algunos de los que están arriba te meten presión e impaciencia, que es lo que domina en la cultura y el periodismo, alimentado por internet, hay que recordarles que si quieren calidad se necesita tiempo, y así se creará un producto bello».

La actual noticia de la muerte de Bin Laden, podría ser un caso similar al de las incubadoras de Kuwait. El gobierno estadounidense nos quiere vender con este hecho, la finalización del terrorismo por parte del grupo Al Qaida. El espectador no tiene otros datos con los que contrastar esta información.

¿Seguirán los políticos utilizando a la prensa para influir en los sentimientos de los ciudadanos y así conseguir sus fines? ¿Por qué  hoy en día no encontramos periodistas más críticos y fieles a la verdad como Truman Capote o Gay Talese? 

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